Por
Rachel Kastner
El
biocarbón, un remedio natural usado por las antiguas poblaciones del Amazonas,
ha sido redescubierto por científicos que buscan combatir el impacto del cambio
climático.
Si bien
el biocarbón ha existido desde tiempos remotos, pocas personas saben qué o conocen
sus cualidades para alimentar la composta, aumentar la fertilidad del suelo,
capturar carbono y aumentar la habilidad de retención de agua del suelo.
En el
siglo XX, los científicos encontraron que los suelos más fértiles del mundo se
encontraban en la Cuenca del Amazonas. Se sorprendieron al descubrir que este
suelo, de increíble riqueza, conocido como ¨Terra Preta” o Tierra Negra, fue
creado por las antiguas poblaciones del Amazonas, usando técnicas que permitían
al suelo mantener la fertilidad a largo plazo por cientos de años.
Los
investigadores encontraron que el secreto de la fertilidad de esta tierra negra
está dado por la diversidad de la vida microbiana y el material orgánico que
pudieron incorporar en su suelo. Las comunidades indígenas fueron pioneras en
estas técnicas hace más de 2000 años, quemando los residuos vegetales,
estiércol, huesos y otros desechos orgánicos en un medio ambiente con bajo
oxígeno, creando una forma única de carbón. Este carbón, que hoy en día
conocemos como biocarbón, fue devuelto al suelo, mejorando la biodiversidad del
mismo y produciendo así la legendaria fertilidad de la “Terra Preta” encontrada
en la cuenca Amazónica.
En la
actualidad, el biocarbón ha ganado popularidad en la medida en que los
científicos han descubierto que además de mejorar la calidad del suelo, también
posee una increíble capacidad de capturar carbono. La estructura física del
biocarbón, creada a través de la quema de materia orgánica en ausencia de
oxígeno (un proceso conocido como pirolisis), la convierte en un suplemento muy
deseable. El biocarbón, por ejemplo, posee una estructura muy porosa con
pequeñas cavidades a lo largo de su superficie. La superficie adicional sirve
como un huésped excelente de bacterias y hongos benéficos. Estos microorganismos
procesan la materia orgánica creando nutrientes para las plantas y ayudando a
regenerar el suelo constantemente, creando así una fertilidad a largo plazo.
Usar biocarbón y otros métodos de cultivo orgánico regenerativo crea suelos que
producen sus propios nutrientes y permite a los agricultores cultivar alimentos
mucho más ricos en nutrientes invirtiendo menos, evitando así fertilizantes
petroquímicos sumamente dañinos que dominan la agricultura industrial actual.
Otro beneficio del biocarbón en el contexto de la inestabilidad climática
actual es su habilidad de crear suelos con capacidad para absorber el agua. El
uso apropiado del biocarbón en la agricultura ha probado aumentar el
rendimiento, aumentar la capacidad de retención de agua del suelo, disminuir
las enfermedades de las plantas y restaurar la vida de suelos devastados.
Los
métodos utilizados para crear el biocarbón no emiten CO2 adicional a la
atmósfera, dado que el proceso se hace al calentar lentamente biomasa en
condiciones de poco oxígeno, como un horno, hasta que todo el carbón es quemado
y luego incorporado al suelo. Cuando este biocarbón se deposita en el suelo
puede retenerlo bajo el mismo durante cientos o inclusive miles de años. Las
tierras de labranza han perdido en promedio un 50 % de su contenido de carbón
debido al cultivo intensivo y otras actividades humanas. En lugar de liberar
este carbón en la atmósfera con métodos convencionales de agricultura, el
carbón en la forma de biocarbón puede ser devuelto al suelo, otorgándole
beneficios al mismo y capturando el carbón.
Con la
ayuda de un experto local en biocarbón, Rob Lerner, y otros expertos en los
Estados Unidos, Vía Orgánica está llevando a cabo una serie de evaluaciones
utilizando el biocarbón en nuestro Rancho Ecológico, para explorar sus usos
potenciales a nivel local. Estamos usando el biocarbón en nuestra producción de
composta, áreas de cultivo, con ganado y en baños secos. Vía Orgánica también
trabaja en la fabricación de un horno que permita crear biocarbón y capturar
carbón a pequeña escala. Otra organización local, CATIS, está realizando
experimentos para ver cómo el biocarbón puede ser utilizado para filtrar flúor
y arsénico del agua que bebemos.
Rachel
Kastner Coordinadora de Proyecto, Vía Orgánica
Publicado por Bio-Vida fundaciòn
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